domingo, 31 de marzo de 2019

Astenia


Por razones hormonales, desajustes en el sueño o simplemente por el cambio horario, la primavera se hace notar. Con el sol eclosiona la vida reproductiva; y llega la poesía, como símbolo de vida, de creación y de belleza. Así escribía Gabriela Mistral: «Doña Primavera / viste que es un primor, / viste en limonero / y en naranjo en flor […] De la tierra enferma / en las pardas grietas, / enciende rosales / de rojas piruetas». La estación que comienza anuncia el buen tiempo, la alegría y la exultación, pero también el cansancio, cierto trastorno adaptativo a los nuevos ciclos y los cambios de humor, como observaba Rubén Darío: «Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar, no lloro… / y a veces lloro sin querer…». Si a todo ello añadimos el hecho de que las dichosas alergias no dan respiro a un cuarto de la población al menos, es tiempo de astenia primaveral. El término ‘astenia’ es un cultismo que hace referencia al hecho de estar sin fuerzas, fatigado sin motivo aparente, físicamente débil y con el ánimo decaído. Es una de esas palabras que forman parte del vocabulario médico, y nos apropiamos de ella en el lenguaje coloquial, asociándola al malestar de la estación que comienza: astenia primaveral. Existe, no obstante, otro tipo de astenia, la cual acusamos cada vez más. El debate, según algunos, gira en torno a la idea de utilizar el cambio de estación como argumento ante la fatiga laboral, mal de muchos, en los tiempos que corren. La astenia laboral no es primaveral, ni otoñal…


(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 23/03/19)

domingo, 24 de marzo de 2019

Ojiplático

Cuando algo nos asombra, nuestro cuerpo lo refleja de diversas maneras y el lenguaje retransmite esos momentos con giros y locuciones curiosas. Ante algo inesperado, nos paramos, plantados; y nos quedamos ‘patidifusos’ o ‘patitiesos’ ‒adjetivos que describían, en origen, al ganado herido o deformado que no podía caminar y permanecía inmóvil. A veces, la sorpresa nos deja pasmados y ‘con la boca abierta’, de manera literal o de manera figurada, es decir, sin posibilidad de articular palabra. Otras veces, el asombro se manifiesta ante una acción inusual o absurda y se nos ponen ‘los ojos como platos’. El porqué de esta última expresión, en forma de comparación, no es clara, pero se asocia a la idea de unos ojos bien abiertos, con cejas levantadas que potencian su redondez y unos párpados estáticos. Si la cara es el reflejo del alma, utilizar los adjetivos ‘boquiabierto’ y ‘ojiplático’ ante la visión de algo que nos dejara embobados sería natural. Y lo es, realmente. Ante algo inverosímil podemos quedarnos boquiabiertos y ojipláticos, pero solo el primer adjetivo será aceptado en la lengua de Cervantes… de momento. Mientras el primer término refleja su origen latino y muestra una larga tradición de uso en la historia de la lengua, el segundo es de reciente incorporación y aún no se recoge en nuestros diccionarios. Quizá ‘ojiplatado’ respetaría mejor las normas que rigen nuestra gramática léxica. Pero la realidad de los hablantes no siempre cumple con lo que cabe esperar. Cuestiones de uso de la lengua.

(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 16/03/19)

domingo, 17 de marzo de 2019

Endilgar

Cuando ‘endilgamos’ algo a alguien, le endosamos algún trabajo molesto que nos queremos quitar de encima o delegamos en otra persona acciones y decisiones que nos corresponden. En sus declaraciones de la semana pasada ante el juez, por ejemplo, el exministro Zoido «endilgó» la responsabilidad de las acciones policiales del día del referéndum catalán a sus subordinados, desprendiéndose así de toda obligación. El verbo ‘endilgar’ es un término coloquial cuyo uso habitual es el de traspasar a otro la carga de algo. Pero de manera figurada también endilgamos culpas (se la echamos a otro y así nos liberamos de la misma) o endilgamos etiquetas a personas que no son de nuestro agrado, subrayando su condición más débil. A veces confundimos el término con ‘endiñar’ (dar), en frases como «le endilgaron patadas en el vientre». De este mismo modo se endilgan lecciones o mensajes, normalmente hirientes. No obstante, también se utiliza con la idea de acomodar, facilitar o encaminar algo. De esta acepción surge, quizá, la expresión ‘endilgar el agua’. Antiguamente, el agua que se sacaba de los pozos y servía para regar los terrenos se endilgaba: había que encauzarla desde el pozo hasta el huerto, asegurándose de que no se desviara a terrenos contiguos. Dicha labor consistía en tapar las entradas a otros huertos y eliminar del cauce dispuesto las ramas y cortaderas que pudieran obstruir el camino que recorría el agua. Lógicamente, la segunda acepción de ‘endilgar’ queda prácticamente relegada a usos literarios en los tiempos que corren.

(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 09/03/19)

domingo, 10 de marzo de 2019

Carnavalesco


Es época de misticismo y de tradición, donde rituales religiosos y paganos se entremezclan, celebrando la vida o ridiculizando la muerte. El término ‘carnaval’ deriva de las palabras latinas carne (‘carne’) y levare (‘elevar o quitar de encima’), aludiendo al acto de abstenerse de comer carne durante la Cuaresma. De ahí que los tres días que preceden al miércoles de ceniza, los días de carnaval, se asocian originalmente a la necesidad de los cristianos de consumir y eliminar de la casa todo producto de origen cárnico, y prepararse para el ayuno de Cuaresma. Por eso, carnaval es diluvio universal de las meriendas, como dijo Calderón de la Barca, y los excesos están permitidos. Lo carnavalesco se relaciona con el desenfreno festivo, el ruido, la mofa, los desfiles, los bailes y las máscaras. Hablamos de ‘disfraces carnavalescos’, también de desfiles y de espacios. Existen personas de carácter carnavalesco, aquellas que son explícitamente alegres y festivas, incluso ruidosas y hasta caóticas. Pero también son carnavalescas algunas situaciones informales o ciertas acciones que resultan engañosas y que pueden considerarse socialmente poco éticas o aceptables. El lenguaje de lo políticamente correcto también se considera lenguaje carnavalesco, pues se refiere al uso de eufemismos, exageraciones y otro tipo de expresiones para disfrazar el lenguaje real. El lenguaje carnavalesco confiere a aquello que se describe, bien sea una escena, un personaje o una historia, un halo misterioso que lo aleja de la realidad.


(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 02/03/19)

domingo, 3 de marzo de 2019

Ton y son


Estos dos términos son apócopes de los sustantivos ‘tono’ y ‘sonido’ respectivamente y su uso coordinado aparece en la conocida expresión coloquial ‘sin ton ni son’. En música se utiliza esta expresión cuando un instrumentista irrumpe de manera discordante en medio de una pieza musical que está siendo tocada por un conjunto. En este caso, el músico en cuestión ‘entra sin ton ni son’ a la obra, fuera de tono, desafinado y a lo loco. Fuera del ámbito musical, la expresión se utiliza de manera coloquial para indicar que algo está alejado de todo orden o medida, también fuera de ocasión o de lugar. El uso de esta expresión aparece documentado ya desde la Edad Media, bajo el mismo significado, de distintas maneras: ‘sin ton ni son’, ‘sin ton y son’, ‘sin son ni ton’ y ‘sin son y ton’. Sin embargo, es en el siglo XIX cuando parece consolidarse en documentos literarios el uso de la expresión tal y como la conocemos. Se utilizaba, principalmente, junto a los verbos ‘hablar’ y ‘huir’ (y otros similares). Hoy día, nuestros medios recogen testimonios que describen legislaturas que discurren sin ton ni son, programas electorales y activismos políticos sin ton ni son, a algunas ONG que subvenciona sin ton ni son, o personajes con cierta responsabilidad mediática que hablan sin ton ni son. La escena política actual, analizada desde esta perspectiva, no parece tener fundamento. No obstante, el verbo con el que más aparece esta locución adverbial es ‘hablar’, ‘hablar sin ton ni son’, o decir cosas sin sentido. Hace falta ton y son.


(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 23/02/19)