lunes, 8 de marzo de 2021

Solfa

El lingüista y musicólogo cubano Fernando Ortiz decía que la música desposeída de todo sentimiento, de una audiencia y de un sentido concreto al crearla era «pura solfa» y que para considerarla un arte debía ser más que eso. La palabra solfa, en ese sentido, es sinónima de música, en su interpretación más llana: un conjunto de signos con una melodía y una armonía. Si escribir solfa implica detallar cada nota, modularla, y especificar los distintos ritmos y el tempo, decimos que algo está en solfa cuando está hecho al detalle técnicamente.

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Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay 

Esta precisión que requiere hacer música, solfa, se refleja de manera figurada en modismos como echar un solfa, es decir, echar una bronca (también poner los puntos sobre las íes o cantar las cuarenta) y en dar (a alguien) una solfa, propinarle una paliza o molerle a palos (un palo tras otro). Asimismo, sabemos que antiguamente la música acompañó las narraciones de gestas heroicas y que también sirvió para publicar armoniosamente los amoríos ilícitos de caballeros y damas para mofarse de ellos. Mediante coplas, se ponían en solfa (en música) dichos actos y se ridiculizaban. De ahí surge posteriormente poner en solfa como sinónimo de ridiculizar, así como tomar a solfa, a broma, y tener (a alguien) en solfa, tenerlo subestimado y ridiculizado.

(Publicado en el suplemento cultural Territorios de El Correo, el 27/02/21)