domingo, 10 de marzo de 2019

Carnavalesco


Es época de misticismo y de tradición, donde rituales religiosos y paganos se entremezclan, celebrando la vida o ridiculizando la muerte. El término ‘carnaval’ deriva de las palabras latinas carne (‘carne’) y levare (‘elevar o quitar de encima’), aludiendo al acto de abstenerse de comer carne durante la Cuaresma. De ahí que los tres días que preceden al miércoles de ceniza, los días de carnaval, se asocian originalmente a la necesidad de los cristianos de consumir y eliminar de la casa todo producto de origen cárnico, y prepararse para el ayuno de Cuaresma. Por eso, carnaval es diluvio universal de las meriendas, como dijo Calderón de la Barca, y los excesos están permitidos. Lo carnavalesco se relaciona con el desenfreno festivo, el ruido, la mofa, los desfiles, los bailes y las máscaras. Hablamos de ‘disfraces carnavalescos’, también de desfiles y de espacios. Existen personas de carácter carnavalesco, aquellas que son explícitamente alegres y festivas, incluso ruidosas y hasta caóticas. Pero también son carnavalescas algunas situaciones informales o ciertas acciones que resultan engañosas y que pueden considerarse socialmente poco éticas o aceptables. El lenguaje de lo políticamente correcto también se considera lenguaje carnavalesco, pues se refiere al uso de eufemismos, exageraciones y otro tipo de expresiones para disfrazar el lenguaje real. El lenguaje carnavalesco confiere a aquello que se describe, bien sea una escena, un personaje o una historia, un halo misterioso que lo aleja de la realidad.


(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 02/03/19)

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