domingo, 14 de abril de 2019

De bruces


La palabra ‘bruz’ no existe, pero usamos su plural en esta locución. Cuando uno ‘se da de bruces’ con alguien, se topa con otra persona inesperadamente; se encuentra cara a cara con otro. Si alguien ‘se cae de bruces’, o ‘se va de bruces’, dará con la cara en el suelo, al igual que si cae ‘de narices’. Y es que la expresión ‘de bruces’ es una locución adverbial de modo, la cual indica una posición de la cara fijada hacia adelante, de frente, pero con la mirada hacia abajo. Las expresiones antónimas serían ‘de espaldas’ o ‘boca arriba’. Así, en plural, se considera una variante de la locución ‘de buces’, cuyo origen desconocido parece, sin embargo, mostrar relación con el latinismo ‘bozo’, término que designaba la parte inferior de la cara y que podría también asociarse a la forma singular ‘buz’, o labio inferior. Por tanto, caer ‘de bruces’ o ‘de buces’ es caer de cara. El impacto generado al toparse con el suelo de este modo es claramente doloroso. No cuesta imaginarlo. Quizá por ello, nuestros medios de comunicación tiran tanto de esta expresión últimamente: políticos «que se da de bruces con las cloacas», una empresa de limpieza que «se da de bruces con miles de toneladas» de toallitas húmedas en los desagües, o ciudadanos políticamente indecisos que, viendo peligrar su situación vital particular, «pueden caer de bruces en las urnas» de ciertos partidos en las próximas elecciones. El uso acertado de esta locución parece poner de manifiesto la sensación de gravedad de ciertos acontecimientos de nuestra actualidad.


(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 06/04/19)

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