Quien reincide vuelve a caer o
incurrir en un error, falta o delito. Por tanto, el multirreincidente comete
dicho error, falta o delito en numerosas ocasiones. Existen estafadores y
abusadores multirreincidentes; también conductores sin carné, o al volante bajo
los efectos de las drogas, algunos pirómanos y muchos ciberdelincuentes.
Sabemos de todos ellos y de la reiteración de sus delitos gracias a las
publicaciones en prensa. El neologismo ‘multirreincidente’ apareció, según
recoge el CREA (Corpus de Referencia del Español Actual), a mediados de los
años ochenta y su uso en los medios de comunicación se ha incrementado desde
entonces. En el ámbito jurídico, la condición de (multi-)reincidente sirve como
agravante de la responsabilidad criminal del reo, al haber sido condenado
anteriormente por un mismo delito. Está claro que el término en cuestión posee
connotaciones peyorativas y se asocia a situaciones recurrentes de culpa. En
nuestra cotidianidad, cuando nos resistimos ante algo hasta que, finalmente, caemos
en la tentación y sucumbimos a sus poderes de seducción, incidimos. Y cuando
esto ocurre de manera reiterada, nos convertimos en multirreincidentes:
programas de adelgazamiento que no llegarán a término, propuestas de vida más
saludable que nunca acometeremos, amores dañinos, imposibles, o pequeños vicios
inconfesables. En el marco de tales situaciones, nos autodenominamos
reincidentes si erramos de nuevo. Pero la realidad muestra que no cometemos
estos errores una o dos veces únicamente, sino más.
(Publicado en el suplemento Territorios de El Correo, el 30/03/19)
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