El
verbo ‘blanquear’ tiene diversas acepciones, según nuestro diccionario de la
lengua. Significa, principalmente, pintar algo de blanco, aplicar algún
tratamiento a algo para que parezca más blanco o para que se vuelva más claro.
Pero también se aplica a metales como el oro o la plata. En este caso,
‘blanquear’ se refiere a tratarlos para que recuperen su color, o hacerlos
relucir, sacarles más brillo. En cocina también se utiliza la acción de
‘blanquear’ cuando se cuecen los vegetales, por ejemplo, durante un tiempo
breve y seguido se meten en agua fría. De esta manera, los vegetales no se
oscurecen y mantienen su color original. De manera simbólica, utilizamos el
verbo ‘blanquear’ para referirnos a la acción de legalizar el dinero procedente
de actividades ilícitas, el ‘dinero negro’. Últimamente, sin embargo, podemos
oír o leer en los medios de comunicación un uso de este término que no recogen
los diccionarios aún. En el reciente homenaje a Gregorio Ordoñez, asesinado por
ETA, su hermana acusaba al nacionalismo vasco de blanquear el terror generado por la banda. En otro titular
reciente, se acusaba al PP de Castilla-La Mancha de intentar blanquear a Cospedal, tras su supuesto
intento de tapar la corrupción de su partido. También se acusó a Errejón, a
raíz de unas declaraciones suyas en un programa televisivo, de querer blanquear a Vox. Lo que parece
‘blanquearse’ en estos casos no es algo tangible como el dinero, sino acciones
más bien vergonzantes, que se quieren hacer pasar por buenas cuando en realidad
no lo son.
(Publicado en el suplemento Territorios de El Correo, el 26/01/19)
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