domingo, 18 de noviembre de 2018

Electrolinera


Cada vez son más los que apuestan por los ‘electrocoches’. Son la alternativa actual a los coches de gasolina y diésel. Y para repostar, para cargar la batería en este caso, los puntos de recarga –las electrolineras– son cada vez más visibles en nuestro entorno: las ‘electrolineras’ que vienen, la guerra de las ‘electrolineras’ por el control millonario o estrena una ‘electrolinera’ en su aparcamiento son algunos de los titulares de prensa actuales. Se trata de un neologismo aceptado en nuestro discurso habitual, incluso avalado por fuentes de prestigio, aunque todavía no esté recogido en todos nuestros diccionarios. Con él también han tenido eco ‘gasinera’ e ‘hidrogenera’ y como ha explicado Fundéu recientemente, han sido creados por analogía con la voz ‘gasolinera’, son términos válidos. Estas nuevas ‘electroestaciones’ que abastecen de energía a los automóviles de última generación se limitan exclusivamente a ello, proporcionar carga energética, de momento. Frente a ellas, las tradicionales gasolineras surten al vehículo con diversos tipos de servicios: gasolina o gasoil, además de otras necesidades complementarias como inflado de ruedas, comida, prensa, etc. Es cierto que algunas electrolineras que se definen como ‘de carga rápida’ se pueden encontrar en los aparcamientos de centros comerciales y otras grandes superficies de servicio, donde uno puede dedicar el tiempo que dure la carga de la batería (entre 1 y 4 horas) a realizar ciertas compras. ¿Y si instalaran electrolineras cerca de bibliotecas?

(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 17/11/18)

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