domingo, 23 de septiembre de 2018

Máster

Los estándares profesionales reclaman, cada vez más, gente especializada, gente «máster». El término en cuestión proviene del inglés master; este, a su vez, del latín magister que quiere decir ‘señor, maestro’ o ‘el que está más alto’ (magis+stare), por poseer mayor conocimiento. Si los magistri, al ser considerados más cultos, eran los que enseñaban a los hijos de los romanos (como indica Indro Montanelli en Historia de Roma), quienes poseen un máster hoy en día no son siempre ‘maestros’ o expertos en un área de conocimiento. Hay incluso quienes completan cursos de posgrado que no son másteres, y los llaman así. El máster es un ciclo de formación accesible tras el grado o la licenciatura, inmediatamente por debajo del doctorado, que proporciona a quien lo cursa ‘el arte y la destreza para enseñar o ejecutar algo’, según la RAE. También es ‘máster’ quien completa satisfactoriamente dicho ciclo formativo. ‘El máster’ si es hombre y ‘la máster’ si es mujer, por cierto. En otros ámbitos, la palabra ‘máster’ también se adopta con sentido similar al de experto o maestro: en tenis están los ‘másteres de tenis’ o ‘torneos de maestros’ y en el deporte en general están los deportistas veteranos, o ‘másteres’; en música, un ‘máster de grabación’ es la primera grabación a partir de la cual se editan las copias, y en los juegos de rol el ‘máster’ es quien dirige la partida. Queda claro que tener un máster o ser máster en algo es el reconocimiento al esfuerzo realizado. Sin esfuerzo no hay aprendizaje y sin aprendizaje no se es máster.

(Publicado en el suplemento Territorios de El Correoel 22/09/18)

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